Cómo conectar emocionalmente con tus consumidores
Alegría, asco, miedo, ira, tristeza y sorpresa; todas ellas distintas, pero todas ellas fundamentales. Si algo está claro en esta vida es que las personas no somos máquinas, sino que nuestras emociones nos impulsan a realizar todo tipo de acciones.
Por ejemplo, el miedo denota alerta, estar atento ante la posible amenaza que acecha. Asimismo, no se puede obviar que sin tristeza no hay alegría y viceversa. Las emociones están ahí y son imprescindibles para todos nosotros. Y también su conocimiento, el cual se aplica directamente al mundo del marketing.
Inteligencia emocional: (auto)conocimiento de las emociones
De esta forma, Daniel Goleman, padre de la teoría de la inteligencia emocional, sostiene que “el poder de las emociones es asombroso” y subraya siempre la importancia de conocer tanto las propias, como las del resto de individuos.
Porque si uno mismo no sabe gestionar sus propias emociones, es muy difícil que sepa reaccionar y conocer las del resto. Algo fundamental, por otro lado, ya que los humanos somos seres sociales, por regla general.
“Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución”. Daniel Goleman
De ahí, el avance al aplicar este tipo de conocimiento (más propio de la psicología) a una disciplina, a priori distinta, como es el marketing. Y es que tanto el neuromarketing como el marketing emocional, sin olvidar el storytelling, son campos de estudio en pleno auge, cuyo cometido ha resultado ser del todo exitoso.
3 claves para lograr empatizar con el consumidor
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Neuromarketing
El estudio de las diferentes neurociencias está de moda. Sí, es fascinante conocer cómo funciona el cerebro y poderlo extrapolar a las diferentes acciones: una de ellas, la propia conexión con el consumidor.
El neuromarketing emplea el conocimiento del cerebro, con el objeto de crear una sugerente llamada de atención al consumidor. Y, por ello, se segmenta en diferentes tipos de neuromarketing, que quedan divididos según los sentidos estimulados:
- Neuromarketing auditivo (oído)
- Neuromarketing visual (vista)
- Neuromarketing kinestésico (gusto, tacto y olfato)
De hecho, en este último, se encuentra el Marketing Olfativo; área en la que Ambiseint está especializado. Nuestros ambientadores profesionales, buscan eso mismo: una llave de conexión con el cliente. La mejor forma de conectar con estos visitantes es a través del sentido más desarrollado y con mayor capacidad de recuerdo para el ser humano: el olfato.
Que una marca disponga de su propio aroma es beneficioso para su branding, para su propio constructo de marca. Y es que, un buen olor siempre va a ser sinónimo de atracción, de invitación y de confort.
Después de todo, emociones y sentidos van de la mano.
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Marketing emocional
Por eso, aunque se encuentran íntimamente ligados, neuromarketing y marketing emocional no son exactamente lo mismo.
Se puede decir que el marketing emocional responde a la consecuencia de esa correcta estrategia de neuromarketing.
El marketing emocional se ocupa de buscar las emociones del público, estableciendo un vínculo afectivo con el mismo. Esto, además de ser un sello diferenciador, logra ser más efectivo. ¿O quién no recuerda esas campañas de la DGT sobre accidentes de tráfico?
En resumen: crear una campaña impactante, que logre conmover al espectador y que, de esta forma, el público empatice de primera mano con la marca. Ese es el objetivo del marketing emocional.
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Storytelling
Finalmente, cabe mencionar al storytelling o, como muchos lo denominan, “el arte de contar historias”.
El storytelling consiste en el relato de un personaje y toda la trama que lo rodea. Este arte, aplicado al sector del marketing, consigue conectar emocionalmente con los consumidores, ya que estos últimos empatizan con el protagonista del anuncio.
En definitiva, es una narración –muchas veces audiovisual- que mantiene el interés del público, porque logra que este se identifique de pleno.
Ya lo dice el dicho: “una imagen vale más que mil palabras”. Y eso los expertos en storytelling lo saben. Este tipo de relato (a veces ficticio, a veces basado en hechos reales) consigue transmitir los valores de marca de una entidad.
El storytelling activa el efecto memoria; es decir, consigue que el consumidor se acuerde de dicha historia y que, por consiguiente, se encuentre más predispuesto con la marca en cuestión.
Y es que, queda demostrado, que una conexión emocional con el consumidor es clave para cualquier negocio. No hay vínculo mejor que las emociones.